domingo, 6 de abril de 2014

2. EL DESEO DE DIOS Y SUS CONSECUENCIAS

2. EL DESEO DE DIOS Y SUS CONSECUENCIAS.


I. La palabra de Dios.

II. La revelación cósmica.
   1. El camino a partir del mundo.
   2. El camino a partir del hombre.

III. El misterio de Dios.
   1. El Dios accesible y oculto.
   2. Imágenes y comparaciones.
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Hay una serie de cuestiones que todo hombre que piensa se plantea, y que no tienen respuesta, salvo que acudamos a explicaciones trascendentes al mismo hombre: el hombre busca un Dios para responder a esas cuestiones.

Pero si todo quedara aquí... (tendríamos que admitir tantas soluciones, al menos teóricamente, como hombres lo intentasen). Pero es que Dios mismo ha salido al encuentro del hombre. Dios se ha revelado.

Aquí tenemos los dos cauces por los que llegamos al conocimiento de la existencia de Dios: el cosmos y Dios mismo.

I. La palabra de Dios.

Revelar significa "desvelar", manifestar lo que permanecía oculto o invisible. Aquí se usa para hablar de la manifestación que Dios hace a los hombres de cosas que antes les estaban escondidas, y que pueden referirse tanto a Dios como al mundo.

Un hecho comprobable es que Dios ha intervenido en la historia de nuestro mundo. Ha pronunciado su palabra, que tanto "produce" lo que dice, como "habla" (siempre es eficaz). Es una palabra creadora.

Así, podemos decir que en un primer momento, Dios revela su majestad y omnipotencia mediante hechos. Y el hombre puede llegar al conocimiento de Dios contemplando esos hechos.

II. La revelación cósmica.


Salmo 19,2-5: "El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos; el día le pasa el mensaje al día, la noche lo susurra a la noche. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje".













(Los Padres de la Iglesia ven el mundo como una "gran teofanía", una gran manifestación de Dios).

El Concilio Vaticano I (1869-1870) afirmó solemnemente: "Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas".

O sea:
- Que se parte de lo que se ve, y se llega a lo que no se ve.
- Que se pueda llegar a conocer no implica que lleguen todos.
- Que no hay contradicción entre fe y razón.

   1. El camino a partir del mundo

El universo, a escala macroscópica, o a escala microscópica, es un signo de la presencia y belleza de Dios. Es lo que entendemos como "Revelación natural" de Dios.

Ya advertía San Pablo: "Lo invisible de El es conocido desde la creación del mundo mediante las criaturas" (Rm1,20).

Lo que deducimos cuando contemplamos el mundo creado no es el "cómo se hicieron las cosas" (esto es tarea que corresponde a los científicos), sino el "porqué se hicieron las cosas".

http://youtu.be/4DcOQL4L1K0
http://youtu.be/CmTyLc3sXEA
http://youtu.be/xGPscdTchFk







¿Y cómo es el Dios que se descubre de este modo?


Así sólo llegamos a saber atributos de Dios: que es eterno, infinito, ser necesario y no contingente como nosotros, causa de todo lo que existe, inteligente, todopoderoso...



Pero en todo caso, ya estamos viendo que se llega a conceptos abstractos. No es el Dios vivo y personal del que nos habla la Biblia. Es el "Dios de los filósofos".



Los razonamientos que nos llevan a descubrir estos atributos de Dios, no hacen que Dios exista, pero sí nos demuestran que la fe es razonable.



Y otra cosa. Que si Dios es inteligente, todo lo hace buscando un fin. Y por tanto sabemos que todo lo que vemos, y nosotros mismos -que es más importante-, tiene una finalidad, un "para qué".



   2. El camino a partir del hombre.


El hombre no puede renunciar a hacerse determinadas preguntas vitales: ¿por qué la muerte, o el sufrimiento y el dolor? ¿Por qué hay mal en el mundo? ¿Por qué el hambre, o la miseria, o la guerra...? Y, ¿qué hay después de la muerte? ¿O quedamos reducidos a la nada? ¿Y nuestros seres queridos? ¿Por qué no se puede alcanzar una felicidad estable e indefinida? Entonces, ¿qué sentido tiene la vida? ¿Cuál es la felicidad verdadera? ¿Existe?



Anhelos... ¿Son absurdos? ¿Estamos todos engañados?



Sólo si Dios existe se puede dar respuesta a todas estas preguntas. Así dirá S. Agustín: "Inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti". 



Por eso el Concilio Vaticano II (1962-1965) concluye: "La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección (...). Cuando, por el contrario, faltan ese fundamento divino y esa esperanza de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas -lo que hoy con frecuencia sucede-, y los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor, quedan sin solucionar, llevando no raramente al hombre a la desesperación".



III. El misterio de Dios.
   1. El Dios accesible y oculto.


A pesar de lo dicho (y de todo lo que se pueda decir), Dios sigue siendo ese Dios inabarcable... Porque Dios no existe del mismo modo que existen los otros objetos, como existen las cosas o los hombres. No se le puede situar en un lugar... porque trasciende el espacio y el tiempo. 

San Pablo dirigiéndose a los reunidos en el Areópago de Atenas les intentaba explicar que: "no está lejos de cada uno de vosotros. Pues en El vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,27-28).

No es un invento humano, y por eso va más allá de nuestro entendimiento. Es y seguirá siendo un Misterio para nosotros. Pero que sea un Misterio no quiere decir que no podamos saber nada de nada de Él.

   2. Imágenes y comparaciones.

Para hacernos una idea de Dios tenemos que acudir a imágenes y comparaciones, pues "ahora vemos confusamente en un espejo" (1 Co 13,12).

Y aunque sean válidas, siempre se quedan cortas. Dicen más lo que Dios no es que lo que es (Sto. Tomás de Aquino). Así advertía el Concilio IV de Letrán (1215) que: "Entre el Creador y la criatura no puede señalarse una semejanza, sin ver que la desemejanza es aún mayor".

Este juego entre semejanza y desemejanza se llama "analogía" (proporción, parecido, concordancia, plenitud...). Los conceptos que aplicamos a Dios desde nuestro conocimiento son orientativos, como cuando señalamos y unimos estrellas en el firmamento... salvamos millones de años luz de distancia...



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